lunes, 20 de septiembre de 2010

Hoy escuché a mi Ángel

Algunos, como yo, lo llaman hablar consigo mismo, razonar en voz alta, discutir con tu otro yo. Otros, lo podrían llamar llamado celestial, revelación, epifanía. Y algunos cuantos mas, hasta esquizofrenia. Pero hoy, escuché a mi Ángel.
Pero no sólo lo escuché, sino también me di cuenta que ya lo había escuchado tantas otras veces. Y estoy seguro que todos hemos escuchado a nuestros respectivos ángeles. No pretendo sonar como un experto, como un escritor con su nueva novela de auto-superación, como un esquizofrénico que escucha voces de seres invisibles, o como un profeta con un mensaje de arrepentimiento y reivindicación; pero los contaré mas o menos como fue que contacté con él.
Normalmente tomo dos autobuses para ir a la facultad, en el primero, suelo quedarme dormido casi todo el trayecto. Pero ese día fue diferente, tenia sueño, me sentía somnoliento, pero aun así no me quedé dormido. Normalmente, cuando voy en un autobús y no tengo puestos mis audífonos y escuchando música, voy pensando en la nada y en todo (estoy seguro que conocen ese estado de perdido en el infinito) y justo así era esa naciente mañana. estaba pensando en muchas cosas: me preguntaba la razón por la que no me había quedado dormido, también me cuestionaba sobre la acechante exposición que se aproximaba, los compañeros, problemas, y tal vez otras banalidades a las que no puedo recordar.
Se desató una discusión en mi mente, mis principios e ideales estaban en constante choque unos con otros (situación francamente habitual en mí, y me gustaría que comentaran dejándome saber si a ustedes les ocurre muy seguido). Y como en un debate bien llevado a cabo, todo terminó como un punto final en una página, con una frase contundente y reveladora. Era la conclusión al conflicto de intereses desarrollado en mi psiquis, un conflicto que hubiera podido durar días o semanas en mi mente, pues se por experiencia que estas batallas mentales me son difíciles de resolver, y sin embargo la conclusión había llegado a mí tan repentina como rápidamente. La discusión no había durado mas de unos cuantos minutos y ya había llegado a su conclusión, algo sumamente inusual.
Me tomó menos de cinco segundo darme cuenta dela anormalidad del acontecimiento, y tal vez influenciado por un libro que hablaba sobre el tema, llegué a la teoría, mejor dicho conclusión: mi Ángel había intervenido. No es la primera vez que me pasa, pero es la primera en que me doy cuenta, la menos hasta donde mi memoria llega a recordar.
Hay un refrán mexicano que dice "Al que no habla, Dios no lo oye", y es en base a este mismo principio en el que trabaja la idea del libro por el que me vi influenciado y otras teorías e ideas que ya había escuchado. Sólo hablándole al aire, a Dios, recibirás las respuestas que necesitas a través de tus mismos labios, o en todo caso tu Ángel (de la Guarda si así lo prefieren) se comunicará contigo y te hará saber lo que necesitas. siempre he sido un buen partidario del hablar solo, del debate mental, pues sólo así he obtenido las mejores respuestas a todas las situaciones que se me han presentado. Puedes ser partidario o no de la comunicación entre Dios y ángeles con los humanos; pero de una persona a otra, te recomiendo algo que siempre me ha gustado, tener la mente abierta. Pero sobre todo que hables contigo mismo, sólo en el silencio de la soledad podrás escuchar a tu yo interno y tal vez, con suerte, a tu Ángel.